2.2.09

Zaragoza y decenas de municipios siguen sufriendo problemas de olores

Noticia publicada el día 02/02/2009 en Heraldo de Aragón

ZARAGOZA.- Los vertidos al suelos y a los ríos y las emisiones a la atmósfera no son las únicas afecciones ambientales provocadas por las casi 800 empresas contaminantes que hay en Aragón. Estas instalaciones y otras como las redes de aguas residuales o los vertederos también son responsables de otro tipo de polución que, aunque en sí misma no afecta a la salud, sí resulta tremendamente molesta para quienes la soportan: la olfativa.

El problema afecta a decenas de municipios, empezando por Zaragoza. El Ayuntamiento de la ciudad ha logrado reducir los malos olores del barrio del Picarral en un 95% gracias al esfuerzo inversor de las fábricas que los provocaban -Saica y Syral-. Sin embargo, la capital aragonesa sigue sufriendo los hedores que generan La Montañanesa, que pese a haber gastado 3,5 millones de euros en mejorar sus sistemas sigue dando problemas, y también otras empresas de las que no se habla tanto.

Fuentes del Departamento de Medio Ambiente de la DGA reconocen que esta consejería no tiene un listado detallado de los problemas de malos olores que se dan en la comunidad. Las mismas fuentes explican que son los ayuntamientos los que suelen recibir las denuncias que se producen.

Efectivamente, periódicamente surgen quejas de instituciones y asociaciones que piden soluciones a los problemas de contaminación olfativa que padecen: en La Puebla de Híjar por una fábrica de refinado de aceites, en Alcalá de Gurrea por una planta de compostaje, en Albalate del Arzobispo por una fábrica de reciclaje de baterías... No obstante, la actividad industrial no es, ni mucho menos, la única causante de las pestilencias. El Departamento de Medio Ambiente recuerda que el 80% de las 797 instalaciones contaminantes que funcionan en Aragón son granjas ganaderas, un sector que, además de generar un gran volumen de purines, también provoca malos olores que han movilizado, por ejemplo, a los vecinos de Alfamén.

Otra fuente de problemas por los malos olores son los vertederos, y también son habituales las quejas por el hedor que desprenden las aguas residuales y los lodos de depuradoras. En el primer caso, el problema se solucionará con la extensión de la depuración al 100 por 100 de los vertidos generados en Aragón.

En cuanto a los residuos orgánicos que generan las explotaciones ganaderas y las depuradoras, la consejería que dirige Alfredo Boné centra sus esfuerzos en encontrar fórmulas que permitan valorizarlos y al mismo tiempo sean económicamente viables.

No hay normativa específica

En cualquier caso, la principal dificultad a la que se enfrentan los ciudadanos que sufren malos olores y quieren evitarlo es que ni en Aragón, ni en España ni en Europa existe ninguna normati- va específica sobre este tipo de contaminación atmosférica. A pesar de que en las últimas décadas han proliferado las normativas ambientales, y de que es evidente que los malos olores preocupan a los ciudadanos, de momento la prioridad ha sido regular aquellas cuestiones que influyen en la salubridad del medio.

La Ley de Calidad del Aire y Protección de la Atmósfera aprobada en 2007 por el Gobierno central ni siquiera se refiere de forma específica a este problema, por lo que la cuestión de los malos olores solo está regulada, y de forma indirecta, por el antiguo Reglamento de Actividades Molestas, Nocivas y Peligrosas y por la Ley de Protección y Control Integrados de la Contaminación (IPPC).

En la comunidad, esas normativas fueron desarrolladas por lo dispuesto en la Ley de Protección Ambiental de Aragón, que incluye entre su ámbito de aplicación todas las instalaciones calificadas como contaminantes por la Ley de IPPC y también aquellas actividades clasificadas que emitan olores, ruido, humo, vibraciones...