13.4.06

El tirón turístico del tambor

Noticia publicada el día 13/04/2006 en el Diario de Teruel

Hace un mes que los pueblos de la Ruta desvían clientes hacia otras zonas

Nadie quiere perderse la procesión del Santo Entierro en Alcañiz, el Drama de la Cruz en Alcorisa o el acto de Romper la Hora en Calanda o Híjar. Las carreteras turolenses, en su mayor parte desiertas habitualmente, se colapsan estos días por los numerosos turistas que quieren llegar puntuales a los actos más importantes. Los hoteles de la Ruta del Tambor y del Bombo colgaron el cartel de completo hace un mes y desde entonces han derivado a gente hacia otras pueblos.

Los cuatro días festivos son los más importantes de todo el año en esta zona, donde a los clientes alojados se suman los miles que acuden a pasar el día y recorrer las procesiones y rompidas más características. Hasta los nueve pueblos llega gente de las provincias limítrofes, como Zaragoza o Tarragona, pero también turistas alojados en otras partes de la provincia o vecinos de la zona alta de Teruel.

Estas fechas no son de descanso para nadie que está en la Ruta, cuyos municipios se convierten en un hervidero de cofrades, tambores y turistas. Los servicios se incrementan para cubrir la fuerte demanda existente y bares y restaurantes sirven comidas durante prácticamente todo el día. El objetivo es atender a la clientela de forma rápida para que puedan participar en el mayor número de actividades posibles.

“Las procesiones nos marcan el ritmo de trabajo”, dice Luis Soler, empresario hostelero del Bajo Aragón. La previsión de Soler, como la de otros propietarios de restaurantes, “es llegar al máximo de lo que se puede hacer” durante las próximas jornadas..

A contrarreloj

El Viernes Santo es el día fuerte en los pueblos de la Ruta. Los comedores de los restaurantes hacen doblete y el grueso de la clientela se concentra entre las 13 y las 16 horas. Casi todos los visitantes comienzan el día en la Rompida de la Hora de Calanda y muchos de ellos quieren llegar a Alcorisa, donde a las cinco de la tarde se representa la pasión y muerte de Cristo.

Los turistas finalizan la jornada presenciando alguna de las procesiones que se desarrollan en cada uno de los pueblos que componen la Ruta del Tambor y del Bombo. En muchas de ellas el protagonista es el silencio, que contrasta con el ruido de la noche anterior.

Los visitantes aprovechan para recorrer museos y centros de interpretación en los ratos libres que tienen. El Centro Buñuel de Calanda contó el día de Viernes Santo del pasado año con unos 800 visitantes, un alto porcentaje del total de 4.600 que lo recorrieron durante todo el año. “Posiblemente entre 1.000 y 1.500 personas acudan al CBC durante toda la Semana Santa”, comenta el gerente, José Miguel Asensio.

Más servicios

Durante los días de Semana Santa, la oficina de turismo no está en el Centro Buñuel, sino que se le da una nueva ubicación para poder atender a un mayor número de personas.

También en Andorra se mejora el servicio de información colocando un nuevo punto de información en el centro de la población.
Las consultas más frecuentes que realizan los usuarios son relativas a horarios de actos religiosos, restaurantes e incluso hay algunos visitantes que solicitan teléfonos de lugares para pernoctar. En las distintas oficinas que hay dispersas en el territorio se informa no sólo de las procesiones locales, sino de las de toda la Ruta y de los lugares más interesantes para visitar.

Llevarse un recuerdo

Muchos de los turistas que acuden a la Semana Santa del Bajo Aragón se llevan de recuerdo un tambor o un bombo. Hasta hace unos años, en algunas localidades como en Calanda era posible alquilar un instrumento para tocar en la noche de Viernes Santo, ya que es el único pueblo de la Ruta donde no se exige llevar túnica para hacerlo. En el resto de los municipios los turistas tan sólo pueden tocar durante el acto de Romper la Hora y deben ir atavíados con la túnica correspondiente, cuyo color varía en cada uno de los pueblos. “No vendemos más porque no tenemos”, asegura José Plana, propietario de Tambores Plana Conesa, en Calanda. El artesano indica que se venden más tambores que bombos y que muchos compran instrumentos de segunda mano “porque son más económicos, aunque los que tienen pensado volver suelen adquirir nuevos”, dice.