In memoriam Tomás Gracia
Noticia publicada el día 23/09/2012 en el diario La Comarca
«Apasionado del deporte. Una persona íntegra. Amigo de sus amigos. Cariñoso y muy familiar. Gran amante del fútbol sala». Con estas palabras describen a Tomás Gracia su mujer Juana Moya y sus hijas Eva y Silvia. El caspolino falleció en marzo de un infarto a los 61 años y el mundo del fútbol sala, al que estuvo muy ligado, le rindió homenaje el pasado sábado. Gracia entrenó a numerosos equipos del Bajo Aragón Histórico, en los que dejó un grato recuerdo. «Su fallecimiento de forma repentina nos dejó a todos muy afectados por lo que le queríamos devolver una pequeña parte de lo que nos había entregado», explicó el organizador del homenaje, Alfonso Sancho.
Un padre para los jugadores
Después de sacarse el título de entrenador, Tomás dirigió al Freixenoble Alcorisa, equipo que llegó a militar en la división de honor del fútbol sala español. También ejerció de entrenador en el Andorra F.S., al Polideportivo Caspe, La Puebla de Híjar F.S. y el C.D. Caspe Fútbol Sala. Gran amante del deporte, fue presidente del club de ajedrez de Caspe y directivo del C.D. Caspe de fútbol. Hace más de cinco años que se desvinculó del mundo del deporte después de una dilatada trayectoria como entrenador desde finales de los ochenta. Sancho, quien estuvo casado con una de sus hijas y a quién dirigió, le describe como un padre para todos los jóvenes a los que entrenaba. «Se implica con los problemas de los chicos y no les dejaba nunca de lado. Eras uno más en su casa y eso la gente lo valora, es lo que nos ha quedado. Si Tomás era como un padre, su mujer, Juana, como una madre», detalla Sancho. En el aspecto personal, el organizador del homenaje califica al caspolino como un hombre recto, que no pasaba inadvertido y al que no le gustaba la mentira. «No quería a su lado a personas hipócritas que no fueran legales. Tenia un carácter duro en muchos aspectos pero a la vez era un trozo de pan», afirma Sancho.
Tomás Gracia nació en Zaragoza y llegó a Caspe hace más de 35 años junto a su esposa Juana. Tuvieron dos hijas, Eva y Silvia. A sus cinco nietos, todo chicos, les transmitió su amor por el fútbol sala. En la Ciudad del Compromiso trabajó como electricista en su empresa, Electrónica Gracia.
El sábado alrededor de 50 personas, la mayoría deportista a los que Tomás entrenó, se reunieron en el pabellón para homenajear como mejor saben, jugando al fútbol sala. La gran mayoría llegaron de Caspe, Andorra, La Puebla de Híjar, Fabara y Chiprana, entre otros. Los deportistas se dividieron en cuatro equipos y disputaron partidos de veinte minutos. Los ganadores fueron el conjunto de La Puebla. No obstante, lo que menos importó el sábado fue el nombre del vencedor. Todos tenían en mente un mismo objetivo, rendir un sentido homenaje al que más que un entrenador fue un compañero y amigo. En la grada, más de 40 personas siguieron los encuentros.
La organización preparó una placa y un ramo de flores para su mujer que le entregaron el alcalde en funciones de Caspe, Jesús Senante y la concejal Mª Pilar Mustieles, respectivamente. Además, el equipo de La Puebla de Híjar también le obsequió con un detalle. Juana Moya, muy emocionada, agradeció las muestras de afecto y de cariño. A su lado, sus hijas y sus nietos.
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