La campaña de riegos dejará al límite los pantanos del Bajo Aragón
Noticia pulicada el día 27/07/2005 por el Diario de Teruel
La mayoría de los embalses están por debajo del 50% de su capacidad
CALANDA.- La falta de lluvias está empezando a afectar al Bajo Aragón histórico. El porcentaje de agua embalsada no supera el 50% de su capacidad en cuatro de los seis pantanos de la zona. El más perjudicado es el de Calanda, que se encuentra al 26%, según datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro. La situación es tan alarmante que la Comunidad de Regantes del Guadalope en Calanda ha tenido que paralizar el funcionamiento de su central, que proporciona energía eléctrica gratuita a la Comunidad de Regantes del Guadalopillo para elevar el agua desde el pantano. La causa se debe a que la cota de este embalse es demasiado baja.
Según explicó el presidente de la Comunidad de Regantes del Guadalopillo, Esteban Celma, “la Comunidad de Regantes del Guadalope nos proporciona energía gratuita para poder elevar agua desde el pantano de Calanda, pero al bajar la cota no pueden producir energía”. Aún así, los riegos pueden continuar porque “tenemos un centro de transformación eléctrico y nos suministramos a través de Endesa”, aunque ahora esa energía eléctrica tiene que ser financiada por los regantes del Guadalopillo. Son las primeras consecuencias de la sequía.
Confianza en el otoño
A pesar de la alarmante situación que está provocando la sequía, los agricultores podrán finalizar la campaña de riegos -que comenzó en marzo y terminará a finales de septiembre o primeros de octubre-, aunque “si el tiempo transcurre como hasta ahora y no llueve a finales de septiembre los pantanos estarán agotados cuando acabe la campaña”, según explicó el presidente del sindicato central de la cuenca del Guadalope, José María Pascual. A partir de entonces, “tendremos que tener confianza en que llueva en el otoño y el invierno que viene”, dijo Pascual.
El nivel de los pantanos será tan bajo que “sólo habrá agua para que no le falte al cauce del río y para abastecer a las poblaciones, pero nada más”, según señaló José Sodric, responsable de Asaja en el Bajo Aragón, quien añadió que “de momento, tenemos el agua muy medida, sabemos la que entra y la que sale, así que de momento no hará falta hacer ningún tipo de restricciones”.
Desde los sindicatos la situación se ve con mucha preocupación. Para Macario Quílez, secretario provincial de Uaga, la situación en el campo es “catastrófica, porque llevamos prácticamente 12 meses sin lluvia”.Ya el otoño de 2004 fue muy seco y “ahora se dice que este está siendo el verano más seco de los últimos 60 años”. Quílez añadió que si a partir de agosto, “que es cuando empiezan a llegar las tormentas y en septiembre la gota fría, no vienen las lluvias, que es el momento más propicio, podríamos tener un gran desastre en la provincia”. Quílez señaló que “las pérdidas en sectores como el cereal empiezan a ser cuantiosas y estamos a expensas de ver como evoluciona el mes de agosto”.
Más problemas en 2006
El regadío está salvado este año, pero “los problemas más gordos vendrán al año que viene”. En marzo comenzará el nuevo año hidrológico -que se prolongará hasta septiembre- . Para entonces, “tiene que haber como mínimo 50 hectómetros cúbicos de agua entre el pantano de Santolea y el de Calanda, para que la campaña de riego pueda empezar sin problemas”, apuntó Pascual.
Según dijo José Sodric la cuenca del Guadalope “es muy ancha”, tiene mucha superficie, y ello permite que “con un par de tormentas fuetes puede llenarse el pantano de Calanda o el de Santolea”. Aún así, según dijo el responsable de Asaja en el Bajo Aragón, “dentro de un mes el estado de los pantanos dará pena”, dijo Sodric.
A juicio de Javier Gayán, presidente de la Comunidad de Regantes del Guadalope, las posibles soluciones para que las pérdidas por culpa de la sequía se reduzcan pasan por la obtención de ayudas de la DGA para modernizar los regadíos, así se podría “ahorrar agua sin perder hectáreas de regadío”. Asimismo, Gayán señaló la conveniencia de construir un pantano de laminación en la cuenca del río Bergantes, lo que “permitiría tener una lámina mayor de agua en Calanda y regular las avenidas del Bergantes, que es un río muy irregular”.
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